Crónica de la salida al campo en El Provencio (Cuenca): domingo 21 de abril de 2024

En la mañana del día 21 de abril tuvo lugar la pequeña excursión prevista en El Provencio, con el fin de disfrutar del bonito paisaje que ofrece la estepa manchega a finales del mes de abril tras una temporada de lluvias, y acercar a los participantes al conocimiento de la fauna y flora de la zona, centrándonos en la observación de los insectos.


El encuentro estaba previsto a las 9:30 h en el “Castillo de Santiaguillo”, un pequeño pero orgulloso castillo del siglo XV, en tareas de restauración, situado en plena estepa, en una encrucijada de caminos entre El Provencio, San Clemente, Las Pedroñeras y La Alberca de Záncara.

La presencia de viento frío dejaba los termómetros en 8º a la hora del inicio de la actividad, lo que obligó a empezar abrigados y un poco más tarde de lo previsto, en espera de los más perezosos. Mientras, la torre del homenaje y la muralla del castillo permitían observar las parejas de cernícalos primilla, golondrinas, gorriones y estorninos en plena actividad.

Antes de dar comienzo al recorrido tuvo lugar una breve charla orientada a dar a conocer la importancia de la presencia y conservación de los insectos y la existencia de entidades e iniciativas como SEACAM, la asociación Fotografía y Biodiversidad y la plataforma Observation.org. También se animó a la gente a la descarga y uso de la aplicación ObsIdentify, brevemente explicada, como una herramienta más para el conocimiento de la fauna y flora de nuestro entorno.


La actividad contó con la participación de un grupo de unas 20 personas. Aunque la mayoría eran adultos, también se encontraban entre los participantes niños de edades entre los 3 y los 8 años.

Tras recorrer el perímetro del castillo y bajar al puente del río Záncara, situado a pocos metros, seguimos la senda que une el castillo con el puente del molino de Santiago, a una distancia de 1,4 km.


Entre campos de cereal, colza y ajos, siguiendo la abundante vegetación de las lindes, pudimos observar desde mariposas como Lycaena phlaeas, Colia crocera o Pieris rapae, hasta escarabajos como Tentyria o Certallum ebullinum, pasando por sírfidos, abejas y varias clases de chinches.

Una vez en el molino, entre olmos y cardos, los más pequeños disfrutaron observando y aprendiendo sobre las abundantes larvas de cásidas, su peculiar conducta de camuflaje y su gran transformación en los adultos, que también poblaban los cardos. Además, la sombra de los olmos, álamos y el viejo molino de agua, cobijaba varias Pararge aegeria entre el canto frenético de multitud de pajarillos.


A la vuelta por el mismo sendero, ya con temperaturas más elevadas, podían apreciarse algunos asílidos, taquínidos y arañas, ya sea correteando por el suelo o bien acechando en las flores algún insecto despistado.



Terminamos el recorrido desplazándonos a los alrededores de “La Laguna de Tito”, a pocos kilómetros siguiendo el camino de Santiago hacia San Clemente. Allí, entre campos de margaritas, dientes de león, Plantago y Paronychia en flor, pudimos observar algunos clítrinos, criptocefálinos, bombílidos, sírfidos y, ya cerca de la vegetación de la laguna, algunas libélulas. Finalmente aparecieron hasta pequeños sapitos corredores que fueron objeto de asombro entre los más pequeños.




La actividad finalizó a las 13:30, en un momento en el que la temperatura era muy agradable, pero se hacían ya sentir las ganas de comer.

Finalmente, pese a presentarse una temperatura algo más fresca de lo esperado y a la presencia de viento, pudimos disfrutar del campo primaveral y observar algunos de sus pequeños pobladores.

Esperamos repetir en futuras ediciones.



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